Vacaciones. Movimiento. Carreteras, trenes, aviones, maletas. Salimos fuera buscando aire, paisajes nuevos, descanso. Pero, a veces, lo que realmente necesitamos no se encuentra cambiando de lugar… sino deteniéndonos un poco por dentro.
No es que viajar esté mal. Al contrario. A veces salir ayuda. Pero este año, siento que más que hacer las maletas, lo que me pide el cuerpo es hacer un viaje interior. Uno sin mapas, sin checklists, sin expectativas de disfrute garantizado. Un viaje silencioso, hacia adentro.
Porque por muy bonito que sea el lugar al que vaya, si llevo dentro ruido, prisa o cansancio emocional, me los llevo conmigo. Cambio el entorno, pero no siempre cambia cómo estoy.
Este verano me permito elegir otra forma de moverme: más lenta, más presente, más honesta. Quizá con menos fotos, pero con más verdad. Menos publicaciones y más escucha. Más conexión conmigo misma. Y eso también es viajar.
No hace falta aislarse para mirar hacia dentro. A veces basta con caminar sola un rato. O escribir sin filtro. O detenerme y preguntar: ¿cómo estoy hoy de verdad? Y si lo que encuentro me duele o no lo entiendo, también puedo pedir ayuda.
Porque no siempre sabemos hacer este viaje solxs. Y está bien.
Si este verano sientes que lo que necesitas no es moverte más, sino un «voy a parar» distinto, podemos acompañarte. Tu viaje interior puede empezar ahora. Y no tienes por qué hacerlo sola/o.

Envíanos un WhatsApp