Cada día me sorprende la cantidad de gente que sale a correr. En Castellón las zonas donde he observado más afluencia de corredores son: la Ronda Este, el Auditorio y el Pinar. Pero también hay muchas más, como las del Desierto, donde van los corredores de montaña. En los primeros días, los corredores noveles sufren, les falta el aire, se ponen rojos, les da flato, tienen agujetas... y les invade el pensamiento de «esto no es para mí». Progresivamente, van encontrando su ritmo y ganando resistencia, de manera que van aumentando distancias y tiempos. Las salidas son cada vez más frecuentes y se empieza a buscar material de mayor calidad: zapatillas de la marca X, ropa que transpire, pulsómetro, medias de compresión, etc. y, lo que parecía un deporte muy económico, se va encareciendo. Y, con tantas horas de dedicación a esta actividad, el tiempo de correr más el tiempo de buscar el material, leer en los foros y las conversaciones con otros corredores más expertos, hay quien empieza a preocuparse por si se estará volviendo adicto a correr o, como mínimo, obsesivo, etc. (y si no lo piensa el corredor lo va pensando su familia y amigos no corredores). ¿Qué busca una persona que se inicia en el deporte de correr? Habitualmente se busca una mejora de la condición física, perder peso, pasar el tiempo (del que muchas personas disponen actualmente debido a la alta tasa de paro). En definitiva, mejorar la calidad de vida. Hasta aquí la Terapia Gestalt no puede más que aplaudir a las personas que sienten una inquietud, una necesidad, y tratan de experimentar para poder satisfacerla. No hay nada más humano que buscar el bienestar.La Terapia Gestalt está orientada a hacernos conscientes y tomar decisiones que se apoyen en la experiencia, por esto no podemos determinar si una actividad es saludable o perjudicial por sí misma, es más bien cómo se practica esta actividad la que la hace beneficiosa o dañina.
