Hacer deporte, conciertos caseros, pintar, ordenar armarios, hablar con gente, bailar, meditar, limpiar en rincones imposibles, jugar con tus hij*s, leer, escribir, escuchar música… Todo es estupendo si te apetece hacerlo. Pero si lo que te nace hoy es no hacer nada, ese no hacer, ese nada, es tan válido como todo lo demás. No te fuerces, no te presiones, no te exijas.

Esta es una situación excepcional, este es un estado de poner a prueba tu capacidad de escucharte y decidir. Porque si no me dejo caer en lo que se supone que tengo que hacer, atiendo a lo que necesito de verdad, porque si hoy me he levantado con ganas de ser un bicho de bola, es tan lícito como todo lo demás.

Respetarte estos días es decirte que estés como estés te quieres. Y eso es la autoestima, no quererme solo cuando hago las cosas «bien», es acompañarme cuando simplemente hago lo que puedo. Defiende tu no hacer nada y te sentirás libre, porque en ese espacio, justo en ese hueco, estar contigo será un auténtico placer.